jueves, 13 de agosto de 2009

CASÍN

'Casín' el futuro del oso pardo en Asturias

'Casín' y otro esbardo aún por identificar acaban con medio siglo de aislamiento entre las familias oseras
RAMÓN MUÑIZ
| GIJÓN

'Casín' el futuro del oso pardo en Asturias
Dos esbardos juegan en la cordillera cantábrica. / FUNDACIÓN OSO PARDO

Se llama 'Casin', es macho, y en su ADN está la «noticia más importante en materia osera del último medio siglo». Así lo presentó ayer la viceconsejera de Medio Ambiente, Belén Fernández, antes de desvelar el dato: el cachorro tiene un hermano y ambos son los primeros osos «híbridos» de la cordillera Cantábrica. Por su sangre corren los genes de dos poblaciones que llevan más de cincuenta años sin comunicarse, algo que «abre una nueva esperanza al futuro de la especie», vaticinó Fernández.
Desde mediados del siglo XX la merma de esta especie amenazada llegó al punto de que sólo sobreviven dos grupos en toda cordillera. Están separados por unos cincuenta kilómetros de valles, montañas y carreteras, accidentes que hacían de frontera, impidiendo el contacto entre la población occidental (compuesta por un centenar de ejemplares) y la oriental (de unos 30). Esa incomunicación amenaza la supervivencia del núcleo del Oriente, cuyos animales están condenados a una endogamia que les debilita.
La agonía provocó que incluso los grupos ecologistas propusieron el secuestro de machos de la población occidental para trasvasarlos a la zona oriental. «No ha hecho falta», zanjó ayer Fernández, quien no podía ocultar su sonrisa ante el primer fruto que da la política beneficiada por su departamento: minimizar la intervención del ser humano en el hábitat osero. La función del hombre se limita a crearle al plantígrado unos corredores verdes, pasillos que a base de sendas y falsos túneles abren una 'autopista ecológica' entre ambas poblaciones.
Para comprobar la eficacia de esta acción, desde 2004 los guardas de Asturias, León, Palencia, y Cantabria envían al departamento de Biología de la Universidad de Oviedo todas las heces y pelos de oso que encuentran en los montes. Con ellos, las profesoras Ana Domínguez y Trinidad Pérez trazan un árbol genealógico de la especie y descubren en tiempo real si se está produciendo algún intercambio genético entre las dos poblaciones. La información se logra «sometiendo las muestras a las mismas pruebas de paternidad que se hacen con los humanos», explica Domínguez.
La primera sorpresa que ofrecieron los genotipos data de 2006. Los profesores identificaron que unas heces recogidas en la zona oriental pertenecían a un macho nacido en el occidente. Le bautizaron como 'El Emigrante'. La base de datos aumentó hace unos meses al confirmar otros dos casos más de emigrantes, uno de ellos de un ejemplar que había logrado viajar a la zona oriental y regresar a su núcleo. «Ahora lo que necesitamos es encontrar a un ejemplar que cruce y se reproduzca, que mezcle los genes de ambos grupos», animaba entonces José Ángel Arranz, director general de Medio Natural de Castilla y León.

Examen de las heces
La esperanza era alta. Al fin y al cabo los osos se caracterizan por su promiscuidad. Ellas ven en la poliandria un método eficaz para garantizar que los machos de la zona se sientan implicados con las crías y por lo menos no las ataquen. Ellos cubren a varias hembras «para garantizar el éxito de la reproducción», según ilustra 'Osas', el último libro editado por la Fundación Oso Pardo (FOP).
Era cuestión de tiempo. A finales de noviembre, llegaron al laboratorio de la Universidad las heces de dos cachorros, localizados en el Parque Natural de Redes. Es una zona que despertaba en las investigadoras sospechas y esperanzas a partes iguales. Aunque tienen «los armarios llenos de excrementos» y están todavía analizando pruebas recogidas hace tres años, el equipo de Domínguez y Pérez decidió ponerse inmediatamente a trabajar con los nuevos envíos.
Extrajeron el genotipo y comprobaron en la base de datos. El ordenador indicaba una alta probabilidad de que ambos ejemplares fueran hijos de 'La Pasiega', una osa oriunda de la zona de Posada de Valdeón, en León. La sorpresa llegó al comprobar la paternidad: todo apuntaba, de nuevo, a 'El Emigrante'.
Antes de lanzar las campanas al vuelo, las científicas demandaron más evidencias. A finales de mayo llegaron hasta sus microscopios unos mechones de pelo que permitieron precisar el sexo y el linaje de uno de los cachorros. La alegría llegó acompañado de nombre: 'Casín', le llaman y «creemos que es un ejemplar subadulto, que se movía con su hermano en otoño, pero ya se ha independizado», describía ayer Belén Fernández. Nadie tiene una foto de un esbardo que trae consecuencias bajo el brazo: «Perseveraremos en la política de los corredores, porque parece que da buen resultado», anunció la viceconsejera

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