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El receptor se ha mirado al espejo y está encantado», asegura el cirujano Pedro Cavadas, quien anuncia que podría ser dado de alta en unos diez días
En los próximos meses debería
recuperar el habla, la capacidad de masticar y tragar y parte del sentido del gusto, si no surgen complicaciones
22.08.09 -
M. IRIARTE
| VALENCIA
Pedro Cavadas cuenta los pormenores de la operación . / EFE
Cavadas protestó enérgicamente por la filtración de la identidad del donante
La familia ya ha emprendido medidas legales para pedir responsabilidades
No sólo ha sido una operación histórica para la cirugía nacional. El trasplante de rostro realizado esta semana en Valencia supone una avance a nivel mundial, al incluir la lengua y la mandíbula, incluso el hueso maxilar. Su receptor había quedado desfigurado gravemente tras una radioterapia muy agresiva que pretendía tratar un tumor. Ningún intento previo de reconstrucción funcionó. Desde hace más de una década no se le entendía al hablar ni podía masticar o tragar alimentos, y se veía obligado a llevar una sonda gástrica. Hoy es el protagonista del primer trasplante parcial de cara realizado en España y el octavo en el mundo. Pero sobre todo es un hombre feliz. Se trata de un canario de 43 años, que, según el afamado cirujano Pedro Cavadas, «ya se ha visto en el espejo y está encantado».
Cavadas, artífice de una intervención aseguraba ayer que, si no surgen complicaciones, el paciente podría recibir el alta en unos diez días y en los próximos meses debiera recuperar poco a poco la sensibilidad facial, el habla, la deglución e incluso parte del sentido del gusto. Recobrará también, añade el eminente cirujano, «la dignidad humana».
Pionero mundial en cirugía reconstructiva de vanguardia, Cavadas compareció ayer en el Hospital La Fe de Valencia aunque no debiera hacerlo, dijo, hasta pasados diez o quince días de un postoperatorio sujeto aún a muchos riesgos. Lo hizo forzado por el revuelo mediático y para denunciar que «se ha violado algo tan sagrado como la identidad del donante».
Confidencialidad
Aún sin identificar culpables, Cavadas no ocultó su enfado por este hecho. «No sé a quién hay que reñir, pero quien lo haya hecho (violar la confidencialidad), que conjugue el verbo de no lo volveré a hacer», exigió. La identificación del donante y del receptor de un órgano viola la Ley de Trasplantes y vulnera el derecho de uno y otro a la privacidad.
La familia del donante -un joven extranjero de 35 años muerto en accidente de tráfico- prepara acciones legales. «Me consta», añadió. «Decir que están molestos es un eufemismo», dijo.
Quebrantar el principio básico de confidencialidad pone en riesgo, además, otros trasplantes de cara para los que faltan donantes -hay dos intervenciones a la espera en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y Vall d'Hebrón, de Barcelona-. «Imaginen si la familia de un donante se lo pensará tres veces antes de autorizarlo cuando a los dos días se va a saber la talla de zapatos que utilizaba o si en la mili se bebió o no se bebió una cerveza en una guardia», dijo en tono de absoluta protesta, antes de llamar a la responsabilidad de los medios de comunicación.
Fin de un calvario
Tras la bronca, a Cavadas se le iluminó el gesto a hablar de su paciente. De momento todo va «muy, muy bien» y si sigue así, el injerto de cara pondrá fin a un largo calvario. «Se ríe», explicó el médico. «Aún no puede hablar pero está encantado. Y su madre está encantada porque siente que ha peleado lo indecible durante 10 ó 11 años y la vida le ha dado un giro de 180 grados».
Las complicaciones de la radioterapia para tratar un cáncer maligno le habían inutilizado medio rostro y las reconstrucciones posteriores no dieron fruto ni estético ni funcional. «Había perdido desde las comisuras de la boca hasta la base del cuello, había perdido labio inferior, lengua, mandíbula».
El sentido del gusto era apenas un recuerdo borroso. «Tenía una calidad de vida muy mala». «Un vida mísera», recalcó el cirujano.
Ahora le espera un postoperatorio largo y una rehabilitación física peliaguda. Recobrar la sensibilidad y las funciones del rostro le llevará meses. Más allá de la estética y la mímica facial, el paciente tendrá que recuperar la capacidad de articular palabras y el complejo proceso de masticar y deglutir. En este caso afronta, además, una dificultad añadida. No sólo se le injertó piel y tejido muscular del donante, incluida la lengua; también hueso, la mandíbula y dentadura inferiores, que tendrá que aprender a mover y usar.
En el transcurso de la intervención, de más de 15 horas, al paciente se le retiró lo que quedaba de la mandíbula y arco dentario superior, dañados ya por la radioterapia, para evitar que se muerda la nueva lengua, muy hinchada en estos primeros momentos. Más adelante se le implantará una dentadura superior que encaje con la mandíbula inferior trasplantada. El responsable médico no descarta crisis de rechazo en los próximos días, habituales en los injertados de rostro, aunque confía en salvarlas sin dificultad.
El hombre quedará atado la medicación inmunosupresora de por vida. Y el riesgo de rechazo no desaparecerá jamás. «Todo eso lo sabe el paciente». En el plano psíquico, en cambio, Cavadas no augura el menor problema. «De repente tener aspecto humano, la rehabilitación psicológica ya está hecha. En cuanto empiece a tener sensibilidad, se espera que en pocos meses, incorporará la cara como suya como ya han hecho otros trasplantados», apuntó.
Trasplante «peculiar»
El primer trasplante español es el primero en el mundo que incluye la lengua, la mandíbula junto con la parte inferior de la cara . «Le da unas peculiaridades remarcables», admitió Cavadas. El historial clínico del paciente también obligó a unos preparativos muy específicos.
Hace tres o cuatro meses el equipo de Cavadas le sometió a una cirugía previa para identificar con antelación cada uno de los nervios sensibles y motores de la parte baja de la cara y el cuello necesarios después, y ahorrar tiempo en la delicada 'coreografía' que exige todo trasplante . A la hora de la verdad, este miércoles, como todas las venas y arterias del cuello quedaron inservibles tras los anteriores intentos de reconstrucción facial, se recurrió a la ingeniería quirúrgica. «Las conexiones hubo que hacerlas a arterias y venas dentro del tórax», explicó su principal artífice. De lado del donante, y como muestra de respeto, tras extraerle el fragmento facial necesario se le colocó una máscara, una prótesis estética hecha a medida antes de entregarlo a la familia.
Cavadas ensalzó la «maravillosa» labor de su equipo y del personal del Hospital La Fe de Valencia, y el funcionamiento «como un reloj» de la Organización de Transplantes (ONT). El dispositivo montado permitió que el cirujano empuñara el bisturí apenas dos horas después de aterrizar procedente de Kenia, donde hace trabajo humanitario de forma habitual.
Para el futuro Cavadas prepara el que podría ser el primer trasplante de ambas piernas del mundo. De momento, la Fundación homónima a través de la que canaliza sus intervenciones más punteras no tiene en lista de espera nuevos injertos faciales.«Seguimos evaluando pacientes y según veamos su grado de urgencia se incluirán en lista de espera, pero esperaremos unos meses porque los trasplantes de cara no son rutinarios», concluyó.